Canónica, la Ciudad de Bronce (Geografía de Mundo Cosa)

Os doy la bienvenida a la primera entrada sobre la geografía de Mundo Cosa. Como es obvio, para comenzar esta sección describiremos la ciudad en la que transcurren las aventuras narradas en Entre dioses y vapores, Canónica. Estas descripciones están extraídas de la novela, más algún apaño, arreglo y resumen. ¡Contemplad la Ciudad de Bronce!

Canónica: Capital de Bástalon.

Canónica era una ciudad muy movida, como cualquier capital de país. Entre los residentes fijos, los que iban y venían por motivos laborales desde los pueblos periféricos, los turistas y gentes que en una posible encuesta sobre el porqué de su visita responderían «no sabe, no contesta», fácilmente se amontonaba un millón y medio de personas a diario.

La ciudad estaba repartida en cinco distritos muy diferenciados entre sí, tanto en su arquitectura como en el tipo de gente que hormigueaba por ellos. Canónica tenía la forma de una flor de cuatro pétalos tostados amurallados rodeando un círculo que hacía las veces de núcleo de la metrópoli. Otros veían un trébol de cuatro hojas y no una flor, ignorantes en materia botánica que no tenían en cuenta que un trébol no posee pistilo. Bueno, algunas especies sí, pero no la que la gente normal piensa cuando oye «trébol».

Canónica utilizaba vapor de agua en altas presiones concentradas como fuente de energía. El agua para vapor la extraían del Maruango, un profundo lago subterráneo ubicado justo debajo de la ciudad que también daba de beber a los ciudadanos. El vapor se producía calentando carbón estávido, un tipo de mineral que requería de baja temperatura para arder y además contaminaba poco. Un complejo sistema de tuberías, válvulas y ruedas dentadas hacían el resto.

A causa de las tuberías que recorrían la urbe trasportando el agua gaseosa y las columnas de vapor que pintaban la ciudad durante toda la jornada, la capital de Bástalon generó su propio microclima. Llovía en algún momento del día, sin avisar y localmente, lo que obligaba a los canotenses a llevar siempre paraguas y a tejer ropas impermeables. El agua de lluvia se filtraba por unas grandes cañerías pegadas a las murallas, repartidas por los cinco distritos, y así era cómo el líquido de la vida volvía al Maruango y su ciclo comenzaba de nuevo.

Un detalle particular de Canónica era que los vientos del sur, que soplaban a menudo, traían polen y semillas de una buena selección de bellas flores y plantas y, como la ciudad estaba vaporizada todo el día, los alegres vegetales crecían por todas partes, conjuntando su verdor con los cobrizos edificios y pavimentos. Por el mismo motivo, los cultivos eran hidropónicos.

Las edificaciones y adoquinados de la ciudad eran broncíneos por dos razones. La principal producción del distrito industrial de Canónica, Zulaque, el pétalo norte, era la siderurgia, en la que trabajaban sobre todo cobre, estaño y la suma de ambos, bronce. Los inmuebles, vehículos y aparatos vaporónicos se elaboraban y revestían con el preciado metal. Por otro lado, la piedra y la madera con la que se recubrían las calles y se levantaban construcciones eran del mismo color, con lo cual, Canónica era una urbe broncínea, ganándose el poco original epíteto de Ciudad de Bronce, título no del todo sincero pues, por las características descritas, Canónica era de color bronce, blanco y verde.

Otro metal que Canónica procesaba era el titilán, un escaso mineral gomoso que se utilizaba para ablandar las paredes y suelos de escuelas, centros médicos, hogares con niños, parques temáticos y otras instituciones. Había una mina de titilán al norte de la ciudad y podría decirse que Bástalon poseía el monopolio del blando metal.

El titilán también era un importante componente de ordenadores y otros dispositivos vaporónicos como los comunicadores portátiles —abreviado compo—, lavadoras, neveras, teteras vapóricas y otros vapodomésticos, debido a su capacidad de absorber el calor del vapor, algo esencial para proteger los circuitos de dichos aparatos. Todos los motores de los vehículos y de la maquinaria de la ciudad estaban recubiertos de titilán. 

La urbe se autoabastecía en lo esencial y les iba bien, igual que a los otros municipios de Bástalon, que aproximadamente funcionaban de forma semejante.

Pétalos de Canónica:

Zulaque: Pétalo norte de Canónica. Distrito principalmente industrial. El paisaje de Zulaque era monótono y repetitivo: cobrizas naves industriales gigantescas con el mismo diseño salpicadas de torres más industriales aún; tuberías de cobre tan grandes como las de la zona subterránea canotense; camiones yendo de aquí para allá trayendo y enviando materiales, algún dirigible haciendo lo mismo y humanos y robots haciendo ruido de trabajar industrialmente en sus respectivos empleos.

Ni siquiera había vegetación, como en los otros pétalos de la ciudad, lo que le daba a todo un aspecto más duro y tosco. Como las plantas y sus raíces podían obstruir maquinarias y además entretener a los trabajadores debido a su belleza, se hacían operaciones de limpieza periódicas para quitar todo lo verde. Como Zulaque estaba destinado a la productividad, el espíritu del pragmatismo permeaba todo el pétalo.

Miparné: Pétalo sur de Canónica dedicado al ocio. Era el epítome del consumismo y la juerga no solo de Canónica, sino de todo Bástalon. Venidos de todas las partes del país, compradores compulsivos, tarambanas pendencieros, los bohemios más díscolos de Pequeña Aquella e individuos volubles que se dejaban arrastrar por las hipnóticas luces y el aún más hipnótico griterío de los comerciantes, se apiñaban en busca de su dosis de consumación de deseos. Los carteles luminosos de cada tienda, restaurante y club brillaban más aún a causa de la reflexión del vapor, que convertía las nubecillas y nieblas de la zona en una especie de arcoíris destartalado, sobre todo por la noche-noche. Ah, y lo de las luces y gritos hipnóticos era literal.

Barrio Mazo: Barrio de Miparné. Barrio Mazo era una zona dedicada en exclusiva a la fiesta y el dislate. Exceptuando un par de manzanas de viviendas, todo eran clubs, pubs y restaurantes nocturnos.

Los Moldes: Pétalo este de Canónica. Es residencial,formado por unconjunto de barrios a cada cual más pintoresco. Kaltus Buensuceso, protagonista de la Entre dioses y vapores, reside en Pequeña Aquella.

Pequeña Aquella: Barriada habitada por trabajadores de las fábricas de Zulaque, algunos bohemios venidos a menos —como todo buen bohemio—, dragomanes y despachadores. La sede del gremio de despachadores se ubica en ese barrio.

Escarbo: Pétalo oeste de Canónica, residencial y cultural. Es destacable el Museo de Artefactos y Percepciones Extrañas

Mielespieles: Barrio de Ceña.

Distrito Central: Distrito en el centro de Canónica. El Distrito Central es el núcleo de la ciudad. Aquí vive la Mayesta, en La Filigrana, la residencia para Mayestas. También viven los ricos, se gestionan los grandes negocios, etc.

Las Afueras: Las afueras de Canónica eran muy verdes y fértiles gracias al lago Maruango. Tiempo atrás, el terreno entre pétalo y pétalo de la ciudad estaba destinado a la agricultura, pero a raíz del desarrollo del cultivo en invernaderos hidropónicos, más controlables y exentos de plagas, aquellas tierras se volvieron semisalvajes. Las zonas estaban numeradas del uno al cuatro.

En esas regiones, de una extensión similar a los pétalos que las rodeaban, había pequeños bosques atravesados por ríos surgidos del lago subterráneo y varios pueblos de extrarradio habitados por gentes que aborrecían la algarabía propia de las metrópolis.

Muchos habitantes de la periferia de Canónica trabajaban en el pétalo norte, la zona industrial de la ciudad. Otros tenían pequeños cultivos cuya producción no solía salir de la población. También había algunas empresas dedicadas al talado de árboles cuyas maderas se comercializaban para leña, construcción y producción de papel.

Maruango: Profundo lago subterráneo ubicado justo debajo de la Canónica que procuraba energía de vapor y también daba de beber a los ciudadanos. Hay una fauna marina muy apetecible gastronómicamente.

Subterráneos de Canónica: Como indica su nombre, es la zona inferior de la ciudad, dedicada a la gestión de la canalización del Maruango. Es donde se encuentran los órganos vitales de Canónica.

Inmensas tuberías trazaban sinuosas rutas, entrelazándose y soltando algunas nubes de vapor que aumentaban la temperatura del lugar. En algunos sectores se apreciaban grandes ruedas dentadas en movimiento, haciendo funcionar la maquinaria. Los anchos pasillos y altos techos provocaban la sensación de sentirse minúsculo para quien trabajara por allá.

Cuentan leyendas urbanas que, en las profundidades más subterráneas del lugar, viven los cutreks, antropoides con aspecto de rata. Algunas de las leyendas urbanas que corren por ahí son el cutrek de la curva, el cutrek del saco o el cutrek que vuela para anunciar calamidades.

Resumidamente, estas son las zonas más importantes de Canónica. En próximas entradas profundizaremos en descripciones de lo que se mueve en cada pétalo y en las afueras.


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