Aquellos maravillosos blogs

Quizá soy algo nostálgico. Hace unos veinticinco años como mucho, el mundillo del blog estaba a la orden del día. Te podías encontrar con todo tipo de blogs conducidos por personas anónimas que decían lo que les parecía de la materia que les venía en gana. Algunos que triunfaban con el blog más allá de escribir como hobby monetizaban su página, e incluso mostraban su rostro al público.

Luego la cosa cambió. Sobre todo a partir de la década del 2010, el formato audiovisual por un lado (podcast y YouTube, por ejemplo) y las redes sociales por otro transformaron el panorama. En general el anonimato desapareció, y no sé si con eso cierta libertad para expresar aquello que en tu vida normal no dirías o mostrarías. En un blog quizá lees a un catedrático en ingeniería informática que en su tiempo libre es esoterista, o a un panadero aficionado a las maquetas de edificios renacentistas versión Lego. Los dos comparten el anonimato del que prefiere callarse para no ser señalado por amigos y enemigos o, mejor dicho, para no ser juzgado por la bobería de los que creen poseer el trofeo de la moral y las buenas maneras. Que sigue haciéndose, lo del anonimato digo, pero no es como antes. Ahora la gente quiere ver las caras de quien habla, más que antes.

Es cierto que en la actualidad los afines tienen mayor facilidad para encontrarse y compartir sus inquietudes, yo mismo lo hago. Aun así, a veces echo en falta esa sensación medio arcana del blog anónimo o semi anónimo, de los comentarios de seguidores igual de celosos de su intimidad, pero cercanos a lo que uno hace. Me siento un poco como los que aman el aire místico de la radio respecto a la televisión, o los de la novela original vs adaptación cinematográfica. Quizá por eso me apetece volver por aquí, después de haber escrito varios blogs ya extintos y haber leído muchos otros blogs de gente muy interesante con cosas que decir sin más pretensiones que decirlas.

Seguramente esta visión romántica de la blogosfera será un tanto distorsionada y hasta bucólica, pero creo que más de uno y de dos tendrán un recuerdo similar de aquella época de internet.

Y ojo, que todo esto que he comentado no viene de una nostalgia triste ni bajo el sesgo de «cualquier tiempo anterior fue mejor». Quién no se lo pasa bien y aprende cosas con podcasts y canales de YouTube la mar de bien documentados y editados, o conferencias y entrevistas a gente que sabe lo que dice. Eso sigue siendo así y se hace mejor técnicamente, y llega a más personas. Sólo expreso en este primer blog que aquello de antes también tenía algo especial, que sigue existiendo, pero en un plano muy secundario. Mucho contenido bloguero es ya arqueología cuyos vestigios pueden encontrarse en sitios como archive.org. También tiene su gracia darse una vuelta por ahí de vez en cuando, a mí me gusta.

En fin, en esta nueva web hablaré de lo que me surja en el momento en el que lo escriba, sin más. Espero que cuando leas este blog te entretengas y si quieres comentar que comentes. Hasta pronto.  


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