Por qué me gusta la ciencia-ficción

Me apasiona la ciencia-ficción y la fantasía. Como creo que cada uno de estos géneros se merece su propio blog, hoy os hablaré de la ciencia-ficción, cuya traducción, por cierto, debería ser ficción científica, pero en su momento se tradujo literalmente del inglés y así se ha quedado. A mí me suena mejor así, supongo que es por la costumbre.

Tengo que decir que, aunque me entusiasma, no soy un gran consumidor de ciencia-ficción al uso. Por ejemplo, no sé gran cosa de Star Trek, no he leído todos los grandes clásicos, como por ejemplo Dune —lo tengo preparado para leer, eso sí—, ni he visto todas las grandes películas del género, como 2001: una odisea en el espacio. Soy bastante heterodoxo para estas cosas.

En realidad, creo que en general somos así. No hay un canon establecido que todos seguimos a pies juntillas en nuestras aficiones: nos atraen unas cosas y otras no, no tiene más misterio. No te gusta menos la ciencia-ficción si no has leído Fundación de Asimov.

Me gusta y me interesa la ciencia-ficción porque es un género que normalmente se plantea una cuestión, ya sea tecnológica, sociológica, filosófica, etc., y la lleva hasta las últimas consecuencias. Bueno, al menos la ciencia-ficción que me gusta a mí, claro.

Dicho de otra manera, tengo interés en la ciencia-ficción que se cuestiona la realidad, el porqué percibimos y entendemos algo de una manera y no de otra. Philip K. Dick era un maestro en esta materia. Era extraño, loco como muchos dicen, y así era, creo yo. Pero ya se sabe, los locos a veces tienen momentos de lucidez y llegan a sitios que los aparentemente cuerdos no alcanzan, si bien los llamados cuerdos suelen ser ciegos ante la realidad más profunda de las cosas.

Otro autor que me parece muy interesante es Ted Chiang, como ya sabéis. No tiene mucha obra publicada. Básicamente ha escrito relatos, pero cada uno de ellos explora cuestiones de gran interés. Su relato más conocido es La historia de tu vida, en el que se basaron para filmar la película La llegada. Como dice la breve sinopsis del libro, editado por Marelle, «un lenguaje alienígena que permite a quienes lo leen expandir su consciencia a lo largo del tiempo». El relato y la película exploran cómo repercute el lenguaje en nosotros, y lo hace de forma sublime. Hice una reseña sobre el mismo, puedes leerla pulsando aquí. Y esta es sólo una muestra de los relatos de Chiang y su profundidad. Imaginaos otro relato en el que una matemática encuentra la prueba de que las matemáticas no tienen sentido.

Ese es el tipo de historias que me gustan de la ciencia-ficción, aquellas que ponen en duda la concepción que tenemos de nosotros mismos, del mundo y de toda la realidad. No porque necesariamente digan cosas ciertas sino porque, si nos dejamos llevar por la historia, ponemos en jaque nuestro propio entendimiento y comprendemos que la naturaleza de la realidad es misteriosa e infinita.

Como dijo Dick, la ciencia ficción

«ha de estimular el intelecto del lector; tiene que invadir su mente y abrirla a la posibilidad de algo que hasta entonces no había imaginado.»

Hasta el próximo blog.  


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